Todos los días me hacen sonreír los recuerdos que encienden mis estrellas tatuadas en mi espalda, ellas me queman la mente haciendo recordar que hay cosas que solo ellas ven, los detalles de panoramas que solo ellas me podrían contar, dicen que mi piel se lamenta como un demonio recibiendo su sentencia eterna, como si supiera como sufre un demonio, me llevan de arriba hacia abajo y me dejan con la mirada puesta en el cielo viéndolas a ellas caer sobre mi y haciendo heridas incurables pero que se sanan solo con besos de alguien que me desea buenas nuevas con alguien que no existe aún, ese ser que inventan mis estrellas de día, no alcanzo a verlo igual que a ellas (en mi espalda).
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