lunes, 5 de julio de 2010

Sus lágrimas me despertaron en un charco me cogieron fuerte de los cabellos y me fueron a buscar a mi casa y despertaron a los grillos, juntas en un camino interminable estuvimos con los ruidos de su garganta que me hartaban, caminábamos con luz de día y con lamentos de noche... tras las sombras del otoño caímos sin pensar en disgustos, aquellos recuerdos en los que no quieres pensar, aquellas lágrimas que no deseas ver derramar.

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